Uno no cambia, el corazón oscuro que a uno le entregaron no se aclara con el paso de los años. Uno es lo que es y sólo eso. No se puede salvar aquello que estaba perdido desde su creación, acaso los sueños y el amor sean paliativos; crean un halo de luz que parece borrarlo todo, pero… irremisiblemente la bestia sigue dentro. El humano corazón nació muerto y así sigue. Robándose un poco del aliento de los vivos. Uno es lo que es y nada más, que frágil la belleza de los días en que la felicidad se acercó a nosotros, que dolorosa la verdadera muerte, esa de saberse no vivo aunque uno lo desee.
jueves, 31 de julio de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)